Travesía con la luna despierta



Un bosquecito en la luna
nubecitas habitadas
Voy mirando, voy recorriendo
Imaginando
Mientras rueda mi bicicleta

Haiku



Al amanecer todavía hay colores de nocturnidad.
La lunita está aún despierta.
Y yo ya estoy lista para mi travesía.

En apacible quietud, las nubes destilan sus colores con suavidad ¿Acaso están habitadas y han sido coloreadas con maravillosos pinceles?

Los paisajes que recorro son mágicos. La brisa suave me acompaña, mientras giran y giran los rayos de mi bicicleta.

Subo cuestas que me acercan al cielo. Y luego bajo cerca de un río, de un camino, de un surco.




Viajo cruzando un bosque de árboles inmensos llenos de pájaros, grillos y cigarras que me acompañan con su canto.

Y así va llegando el día… y continúo con mi travesía con la luna despierta.

Noelía, la dríada del Huarango


Ruido de cencerros
Ráfagas de viento
Senderito Polvoriento

Haiku

Con ligero vuelo, llegando al bosque de Huarangos, la Dríada Noelia se detiene y observa silenciosa, intentando encontrar el sonido que la llama.
¡Ruido de cencerros!

Continúa por entre las ramas de viejos árboles, impulsada de cuando en vez por ráfagas de viento suave.

Con calma, va bajando, dejando de sacudir sus alitas para posar sus pequeños pies sobre la tierra.

Continúa caminando por el senderito polvoriento y encuentra al fin a su árbol, el Árbol Abuelo.

Y bajo la sombra reposada del Huarango una llamita tierna con su cencerro la espera.

Noelia, la Dríada del Huarango


Ascensión y sentido en Travesía de Claudia García Pereira

Por Florentino Díaz

El tejido es la piel. La piel es el enjambre sobre el cual se cierne el recuerdo. Tejer y recordar son acciones que nos enlazan con lo humano. Los Cuentos para colgar se insertan en la tradición de quienes narran los sueños de una comunidad. En estrecha sintonía con lo onírico, las esculturas de Claudia García nos permiten abordar el vuelo de la imaginación sobre la cual podemos nosotros despertar nuestra sensibilidad hacia el ascenso. Vuelo, ligereza, sueño, suspensión en hilos de volúmenes que cuentan en su propio proceso y culminación los detalles de una acción colectiva: ese anhelo por lo sutil. Si bien es cierto es la artista quien confecciona desde el boceto de la obra hasta su propia realización -largas estancias espera a quien teje- también es verdad que ella se sabe deudora de una colectividad que sostiene e inspira su trabajo. Es una epifanía onírica, como bien ella nos cuenta, lo que ofrece el hilo conductor y  narrativo a la multitud de personajes aquí presentes. Epifanía no libre de misterios y tensiones, como el paso del agua hacia el aire o el encuentro con Violeta Parra, (artista delicada y tejedora también) con quien sugiere palabras invisibles bordadas en el espacio. Estas piezas evocan presencias, evocan también ese deseo de ascenso y sublimidad en tiempos de un total apegamiento a lo terreno, de un movilizarse puramente en la horizontalidad terrestre manifestada en el incesante consumismo y la progresiva disolución de los sentidos humanos. En este trabajo García Pereyra apela a ese lenguaje simbólico y universal del sueño, de la parábola, de lo poético y de lo sintético como es el haiku para darnos su propia cuestionamiento y reflexión acerca de lo que nos puede permitirnos contemplar las cosas un poco más en su vuelo, en su estado primordial de suspensión como en una imaginada matriz. Por eso creo que estas esculturas de tela, estos cuentos para colgar nos narran la posibilidad de despegarnos de nuestras quimeras cotidianas y apreciar más aquello de lo cual provenimos, acercarnos a lo sutil, sintonizarnos con los astros.






Travesía, el proceso


Registro fotográfico hecho por mi hermano Raúl
Foto: Raúl García Pereira
Foto: Raúl García Pereira

Foto: Raúl García Pereira

Foto: Raúl García Pereira

Foto: Raúl García Pereira

Foto: Raúl García Pereira

Foto: Raúl García Pereira

Foto: Raúl García Pereira


Mi registro del proceso








comienzo un emocionante proyecto...


mi abuelo...


mi abuelo hacia sombreros de papel plegado. Así aprendí, y hoy
hago barquitas que se convierten en sombreros para que los niños viajen en dragones marinos...




Seres del Jardín


en cualquier jardín...
Venaditos

Gatos azules

Picaflores

Caracoles


Caballitos alados



Amadeas


Las Amadeas nacieron de imágenes que guardaba desde niña viendo las reproducciones que tenía mi mamá colgadas de la pared de la sala. siempre me llamaron la atención esas figuras alargas... Amedeo Modigliani, compañero de vida de espacios de mi casa.

Hoy representando esas figuras existen las Amadeas. Cada una lleva una historia, cada una con ganas de ser acogida por quien quiera escuchar las historias que tiene para contar.
R
escaté algunas de vitrinas y estantes, están aquí conmigo, pero quieren también recorrer otros lugares y acompañar otras vidas.