Olguita, trabaja desde muy pequeña, llevando a pastar a sus ovejitas.
Siempre fue distraída y cuando llegaba a las faldas del cerro, corría por el prado, jugaba con las maripositas, imitaba a los pajaritos que se le acercaban, olvidándose completamente de sus ovejas.
Siempre fue distraída y cuando llegaba a las faldas del cerro, corría por el prado, jugaba con las maripositas, imitaba a los pajaritos que se le acercaban, olvidándose completamente de sus ovejas.
"Ovejita perdida"
"Ovejita encontrada"
Cuando se daba cuenta, sus ovejitas estaban dispersas, unas por allá, otras por aquí y Olguita tenía que, con mucho esfuerzo, reunirlas nuevamente para regresar a su casa.
Así cada día, terminaba exhausta de tanto correr detrás de sus ovejitas.
Una tarde, luego de todo ese ajetreo, decidió recostarse bajo un Qantu para descansar un poco antes de volver a su casa.
Y es así que se quedó dormida…
Fue anocheciendo, y Olguita no despertaba…
Entonces las nubecitas nocturnas le dijeron: “Olguita, ¿a qué hora guardas a tus ovejitas? ¡Mira que ya salió el primer lucero!”
La lunita nueva con el primer lucero acompañaron a Olguita y a sus ovejas, hasta su casa, protegidas por el polvo de estrellas mágico de la noche.
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Este cuento ha sido creado, inspirado en la vida de nuestra amiga Olguita, que vino de Ayacucho para cuidarnos y darnos todo su cariño.
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